Jodida yo?????!!!

Hoy quiero plantear la siguiente hipótesis: a los hombres les encanta hacernos quedar como unas jodidas de mierda, solo porque las cosas no les sale tan bien como a nosotras. Ellos, que muchas veces intentan colaborar, también hacen diversas tareas… pero nunca tan bien como yo, ó tu… o como tu quisieras.

Un poco de autoestima

Pensaba y pensaba y pensaba cuánto me gusta utilizar este espacio como modo de descarga emocional. Y eso que mis niños siguen empujándome hacia el delgado límite que une el amor y el odio. Y mi marido… bueh!.

confesiones de una mala madre

De repente me encontré en una situación desconocida para mi, siendo mamá full time y no de uno sino de tres chicos, situación que genera gritos, llantos, peleas, risas, reconciliaciones y revoleo de objetos contundentes.

Sincericidio

Si decidiste tener un hijo, la criatura se va a tomar el trabajo de recordarte constantemente que la prioridad es él. Al parecer nos da una amnesia y reincidimos en el embarazo, pero puedo afirmar que mi hijo chiquito se encargó de eliminar en un 100% el glamour de mi vida. O mejor dicho, mi vida:

Lo peor de mi rutina

Llego a casa después de visitar algunos clientes. Hasta hace 5 minutos, cuando todavía estaba en el colectivo, estaba como loca por llegar, extrañaba con locura a mis críos. Me desespero cuando no los veo por algunas horas. Me imagino sus caritas. 

Duérmete o te Reviento

Mi día tiene 45 horas. Una cifra caprichosa y molesta. Nunca paro. Y soy como una balanza: en cada mano llevo algo, como haciendo equilibrio. Generalmente se trata de un celular en una mano y un pañal en la otra.
Mi vida es un caos y yo una energúmena adicta al trabajo.

Basta ya!!!

¡Basta! No aguanto más. No soporto seguir gritando: “¡NO!, ¡NO, NO, ESO

NOOOOO!” Necesito ayuda, mi hijo se porta mal y evidentemente no soy buena con el “temita límites” que todavía no consigo ni auto imponerme. Soy una cuadriplégica pedagógica.

No soporto a mis hijos

SOY UNA BRUJA Y DIGO: LAS EMBARAZADAS MIENTES Y, A VECES, NO SOPORTO A MIS HIJOS.voy a arrancar, como en Alcohólicos Anónimos.

Crisis de fè

Las mamás de las grandes ciudades vivimos invadidas, disociadas, desparramando nuestra energía en miles de actividades impuestas desde afuera y con mucho ruido que nos impide escucharnos a nosotras mismas y así perdiendo la intuición y el espacio propio, nos perdemos.

¿Es realmente necesario ser madre?

Ser madre no garantiza ningún tipo de empatía con los hijos de otros. Me molestan cuando son antipáticos y cero cuando son simpáticos… ni hablar cuando las nenas me quieren peinar.
Tengo TOLERANCIA CERO A LOS NIÑOS AJENOS.

El consumismo de la vida

A mi no me avisaron que era así.

Cuando quedé embarazada no imaginé nada de esto.Pensé, sí, en noches despierta con un bebe con fiebre, en vivir con olor a pañal cagado, pensé en que debería aprender a cocinar comida sana, anticipé, sí, que no iba a salir tanto de noche y que me debía despedir de los viajes relámpago y espontáneos,

Regalo de Navidad

Con Willy, recordábamos nuestra infancia en la calle, comparándola con la de nuestros hijos, para quejarnos del consumismo y el vértigo, la tecnología al alcance de la mano 24 horas y la falta de imaginación de las nuevas generaciones.

Entregarse a los hijos es difícil...

Qué difícil me resulta ir donde mis viejos desde que soy madre. Es una batalla campal de sentimientos y calorías, un pandemónium de locura acumulada, corren litros de sangre, nuestra sangre, de las heridas y la identidad.
Ellos me juzgan como madre, yo los juzgo como abuelos y como padres y Willy que se pone del lado de cualquier ser humano que quiera criticarme. Básicamente todos contra mí. Cuando lean esto van a decir “ay… la pobrecita”. Gracias.

Comer a escondidas para no convidar.

Ayer de los nervios me bajé un paquete de papas fritas. A escondidas de Aby , obvio, ella no puede comer esas porquerías porque le hace mal. Feo, ¿no?

Ser mamá es enseñarle a tus hijos a hacer lo que uno NO sabe hacer

Dicen que la pedagogía es el arte de la redundancia. Y las madres somos maestras por naturaleza. Enseñamos todo el día. Mostramos el camino correcto, condenamos las fallas y errores. Repetimos hasta el cansancio ajeno y propio. Como un disco rayado, como un loro.

Mucho que contar

Todas las mamás estamos llenas de cosas. Saturadas, aturdidas, sobrepasadas. Disociadas, divididas y caotizadas. Vivimos cargando objetos, remedios, papeles, juguetes y ropa ‘por si acaso’, previniendo situaciones que tal vez nunca sucedan, organizando los destinos de la casa y de la gente, preocupadas y ocupadas, siempre caminando al borde. No sólo cargamos mucho, también necesitamos mucho y nos falta mucho.
Moderación  apoyo, sostén, ayuda, masajes, orejas, brazos, abrazos, chocolate, una guía en la oscuridad.

No quiero dar mensajes, o mejor dicho sí: que seamos sinceras, que digamos que nos está saliendo todo hasta el culo, riámonos y pasémonos recetas. Estamos en un mundo en el que te exigen pensar en positivo, no hablar de cosas malas, no transitar problemas. 


Antes había más tiempo para pensar. A mí la maternidad me alejó del cine, de las buenas charlas, del crucigrama. Me puse básica y empecé a comerme los discursos de los noticieros. Me convertí en una miedosa y muy alejada de lo que era, antes de tener hijos. 


La maternidad te desplanta de todas las certezas. Los médicos, las mamis de las compañeritos  del jardín, cada uno te da su teoría, todas distintas.



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