El nacimiento de Jesús

Todos dicen que ser mamá te cambia la vida, que es un antes y un después. Pero ¿qué pasa cuando tu “antes y después” se transforma en el de toda la humanidad? Una presionada María tuvo que parir en un establo lleno de paja baboseada a la criatura sobrenatural que dio vuelta la página de todos y todas: el antes y después... de Cristo. AC/DC. No es que yo sepa mucho de religión, pero tomé la comunión a los 8 años y desde entonces recuerdo la confusión que la catequesis dejó en mí. Y ahora que soy madre y estoy empapada de estos temas pienso en María y no sé... me da lástima. Es que se habla mucho del parto humanizado, parto respetado pero del parto en un establo rodeada de animales no se está hablando nada. Pobre María, en serio. Embarazo no deseado y extramatrimonial, señalada por todo un pueblo y teniendo que vagar sin destino. Trabajo de parto andando en burro. Y para colmo todo ese camino con José, que no tenía idea de qué camino agarrar... lo que deben haber discutido. No me imagino una situación de más intolerancia que estar sufriendo contracciones sobre un animal, con mi marido llevándome a no se sabe dónde y probablemente sin aceptar indicaciones de nadie ni animarse a preguntar. Porque ellos no preguntan nunca, se mandan y se pierden. Y terminar en un establo lleno de animales. Dicen que en un momento José salió “a buscar paja para hacerle la cama”. No debía aguantar más recibir quejas e indicaciones de la parturienta. A Willy le pasó lo mismo en el nacimiento de Gael, en un momento se quiso ir y lo retuve por la fuerza. Pero Marìa debía estar todavía más asustada que yo. Imaginen que de ese canal de parto virgen iba a salir el salvador de la humanidad destrozando todo a su paso... Y con los sentidos a flor de piel que te pone el embarazo, lo que debe haber sido estar entre caca de ¡mil animales! y que venga una oveja a lamerte la cara en medio de un pujo. El chico nació. ¡Gloria a Dios en las alturas! Gritaban todos, pero nadie le alcanzaba un vasito de agua. Pero lo que vivió María es inhumano: que en esa nada higiénica situación te tengas que aguantar la visita de gente desconocida cantando canciones porque parece que tu hijo tiene poderes... incomodísimo... Y como broche de oro, te caigan tres astrólogos disfrazados, con regalos absolutamente inútiles para un recién nacido como incienso y mirra... ni ropa, ni cochecito ni baby call: sahumerios. Dejen, que el nene se agarre un ataque de tos recién nacido y lo tenga que llevar a la veterinaria más cercana.

Y lo que más pena me da de María es que siendo madre primeriza haya tenido que compartir su hijo con toda la humanidad. Su bebé. Pobre María, qué puerperio habrá tenido.







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